Es triste, pero pocos de nosotros habremos dado un paseo a la orilla de un río, nos habremos bañado en la playa o mirado los barcos atracados en el puerto, sin haber visto flotando una bolsa de plástico, botellas de agua vacías y un sinfín de productos similares inclasificables solo por su aspecto.

El plástico, contaminante que perdura por siglos

El mundo produce más de 300.000 toneladas de residuos plásticos al año.

Por todos es sabido que el plástico que utilizamos a veces durante solo unos minutos, tarda en desaparecer del medio ambiente siglos. Posiblemente la mayoría de nosotros, aunque lamentablemente, no todos, de una u otra manera procuramos mantener el medio ambiente en el mejor estado posible, bien sea separando y reciclando la basura antes de tirarla, utilizando bolsas de plástico reutilizables o biodegradables, no utilizando pajitas de plástico en las bebidas, etc.

Pero hay muchas productos y rutinas diarias que están contaminando tanto el agua de consumo, como el agua de nuestros ríos y mares sin que lo sepamos, como ocurre cuando lavamos algunos tipos de ropa.

Hasta hace pocas décadas, la ropa se confeccionaba con fibras naturales como el algodón o el lino, pero desde que la industria descubrió las fibras sintéticas provenientes del petróleo, como el nylon, el poliéster o los acrílicos, estas reemplazaron a gran parte de la producción tradicional.

Como casi todo el la vida, cada acción genera una reacción contrapuesta, y como casi todo lo que realiza el ser humano, lo realiza de forma empírica, es decir, primero lo hago, y después me siento a ver que pasa. Ecológicamente hablando podríamos suponer  que en un principio, la entrada de las fibras sintéticas relajaría las exigencias de producción agrícola, beneficiando esto a una menor cantidad de terreno dedicado al cultivo de fibras vegetales,  y en principio pudiera ser así.

Como ya hemos aprendido durante los últimos siglos,  cada vez que el ser humano interviene en la naturaleza para sacar provecho de ella, deja rastro de su actividad de múltiples formas, pero por desgracia, casi ninguna buena.

En el caso que nos ocupa, y centrándonos en el tema del post, queremos informaros de que estudios recientes realizados por la Universidad de  Plymouth, han detectado microparticulas de poliéster, nylon y otros fibras en el interior del plancton y en el agua de consumo.

Resultado de las últimas  investigaciones

Según este estudio, cada lavado de prendas sintéticas en la lavadora, y a consecuencia de la fricción ejercida en ellas,  emiten cerca de 700.000 micropartículas de microfibras a la red de  alcantarillado.

Cuando estas micropartículas son ingeridas por el plancton, que es la base de la cadena alimenticia en ríos y mares, pasa a formar parte del alimento de otros peces, llegando hasta su primer consumidor, los seres humanos.

En el caso de su detección en el agua de consumo, implica que también entra a formar parte de alimentos elaborados con este agua, como el pan o el mismo agua embotellada.

¿Tiene solución el problema?

Afortunadamente, sí.

La solución pasa ineludiblemente por fabricar cada vez menos plásticos y fibras sintéticas que no sean completamente biodegradables.

La primera salida de las microfibras se realiza desde la lavadora, por lo que mejorar los filtros de salida de las mismas, para atrapar estas microfibras es el primer paso en la cadena.

El otro eslabón vital para conseguir que las microfibras y plásticos de desecho no lleguen a los ríos y mares, son las depuradoras de aguas residuales, las cuales tienen que continuar mejorando su tecnología para que su labor sea de la máxima efectividad.

Por nuestra parte, no vamos a aconsejar no comprar prendas de vestir que contengan fibras sintéticas, eso queda en la decisión personal de cada uno, pero si es bien cierto que restringir su uso en beneficio de fibras naturales, ayudaría sin duda a solucionar un poco más el problema.

En Mallorca, por ejemplo, hemos tenido noticia de que las autoridades han lanzado una normativa para que todas las cápsulas de café desechables, las vajillas de plástico desechables, como vasos, platos, pajitas de plástico y similares, utilizadas normalmente en bebidas y comida rápida, sean 100% biodegradables. Esta normativa entrará en vigor en 2020, y desde Limpiezas Mallorclean la aplaudimos con efusión.